miércoles, 2 de diciembre de 2009

El Pan NO engorda!! Rompiendo mitos...


Hay cierta leyenda urbana que dice que el pan ni tocarlo si quieres perder peso. Nunca he entendido de donde viene ese mito, porque el pan es necesario, aporta hidratos de carbono, fibra, vitaminas del grupo B y minerales.
¿No será que lo que engorda es lo que va metido dentro del pan? Este es el problema del pan, que normalmente se consume con productos muy calóricos como el queso, embutidos y grasas varias, de ahí que se asocia al pan como alimento que engorda.
Teniendo en cuenta que más de la mitad de la ingesta calórica (55-60%) debe de hacerse a base de hidratos de carbono podemos imaginarnos la importancia que tiene el pan para alcanzar estos porcentajes, a los que normalmente no llegamos por exceso de proteínas y grasas.
Lo ideal es empezar el día consumiendo pan, unas buenas tostadas por la mañana recargarán los depósitos de glucógeno para ir tirando hasta la comida. Y tanto a media mañana como por la noche también es conveniente la ración de pan para aportar al organismo suficiente hidratos de carbono que hemos ido gastando a lo largo del día. Eso sí, cuidado con lo que acompaña al pan, eso sí es lo que hará que engorde más o menos.

Y otra cosa que me hace mucha gracia es escuchar que la miga engorda mucho más que la corteza.

¿Cuántas veces hemos visto a personas que a la hora de comerse un trozo de pan le quitan la miga y se quedan sólo con la corteza? Es un hecho más habitual de lo que pensamos, ya que la creencia popular dice que la miga contiene muchas calorías y que eliminándola acabamos con gran parte del aporte nutricional del pan, que muchos consideran incompatible con el mantenimiento de una buena figura.
Pero nada más lejos de la realidad. Antes de nada tenemos que saber que el pan está elaborado a partir de cereales. Normalmente el que consumimos suele estar hecho con harinas refinadas, que pierden parte de su complejidad para convertirse en un tipo de hidrato simple que el cuerpo no aprovecha de la misma manera que lo hace con las harinas integrales. Los cereales integrales nos aportan un hidrato de carbono complejo de liberación lenta que el cuerpo va aprovechando a lo largo del día evitando que se acumule en nuestro organismo con más facilidad.
Estas características de la harina es lo que dotan al pan integral o normal de unas cualidades u otras. Sabiendo esto es importante que sepamos diferenciar ambas partes del pan, la corteza, la parte dura y más tostada, y la miga, que es la parte blanda donde existe una mayor concentración de agua que en la corteza. Por lo general es la parte que desechamos pensando que es la culpable de que el pan engorde, y nos quedamos con la parte dura porque pensamos que es la más sana.
Esta creencia la debemos dejar de lado, ya que la miga, como hemos comentado, es donde se encuentra una mayor concentración de agua, en detrimento de los nutrientes que son mucho menores y por lo tanto el aporte calórico de esta parte del pan es inferior a la de la corteza, que al contener menos agua es donde se concentran más nutrientes y muchas más calorías que en la miga.
Así que ya sabeis, comer pan sin problemas, eso sí, sin abusar, como otras muchas cosas. Y como antes había dicho, hay que preocuparse más por las salsas y condimentos que normalmente empapamos con la corteza del pan, puesto que son los verdaderos culpables de nuestro aumento de peso, y no el pan en sí mismo.

Fuente:Body Life


Joan Marí Torres

Entrenador Personal Metropolitan Balmes

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